6/4/15

Billie Holiday: Centenario de una voz herida



Se dice que el dolor agudiza la creatividad, por lo que no extraña que su vida fuera una obra de arte constante y entera.  Billie Holiday (Philadelphia, 1915 - Nueva York, 1959), la cantante más definitiva de toda la historia del jazz, no fue un juguete roto, sino una chica con una sombra permanente de mala suerte, tanto por la época y la sociedad en la que hubo de sobrevivir como los amores errados a los que se abrazó. Ella misma dijo en su autobiografía 'Lady sings the blues'(Editorial Tusquets): "Puedes ir vestida de raso, con gardenias en el pelo y no ver una sola caña de azúcar en varios kilómetros a la redonda y, aun así, seguir trabajando en una plantación".Sabida es su infancia fracasada que la colocó en una madurez forzada ya que con tan solo 10 años fue violada y tuvo que abandonar los juegos propios de una niña para irse a limpiar en un burdel, en el cual, en sus descansos escuchaba música en un  jukebox de Louise Armstrong y Bessie Smith, con lo cual podemos decir que el blues y el jazz la salvaron de entregarse a la prostituciónSus padres Sadie Fagan y Clarence Holiday eran unos críos cuando se casaron y el padre pronto las abandono a su suerte.Por aquel entonces ella era todavía Eleanora Fagan, y esa niña huyo a Nueva York buscando un futuro todavía incierto. Tenía 13 años cuando tuvo su primera oportunidad de la mano del dueño del  Pod's and Jerry's de la calle 133  interpretó 'Travellin' all alone conmoviendo a todos los clientes del local.  En aquel momento nació Billie Holiday, nombre que Eleanora tomó de Billie Dove, la gran estrella del cine mudo y, en aquel momento, el espejo de todos los sueños que la cantante tenía. En el escenario era toda luminosidad volviendo a la cruda realidad cuando se bajaba de el, ya que en aquella época no se le permitía relacionarse con ningún blanco, tenía que acceder a los locales dónde actuaba por la puerta trasera, además de una fuerte adicción a la heroína que le deparo un paso por la carcel, y una larga serie de amantes de dudosa reputación.En 1933 captó la atención de una de las mejores orquestas del momento, la de Benny Goodman dónde se integró cuatro años después y fue allí dónde conoció a Lester Young quien fue el que le puso el apelativo de Lady Day.Entre 1935 y 1942 'Lady Day' registró más de 100 grabaciones. Luego estuvo en el conjunto de Artie Shaw y, en 1939, su primera presentación como líder, en el Cafe Society del Greenwich Village neoyorquino, que incluyó un tema que le acompañaría hasta el final de sus días, 'Strange Fruit', dicha canción fue elegida por la revista Time como la mejor canción del siglo XX.En el 54 realizó una gira por Europa y en el 57 firmó  una sesión antológica para un programa televisivo de la CBS, 'The sound of Jazz' (junto a sus queridos Ben Webster, Lester Young y Coleman Hawkins, entre otros) y registrando al año siguiente un colosal álbum, Lady in Satin.En ese tiempo postrero las penurias no dejaron de abrazarla y las humillaciones racistas y persecuciones policiales tuvieron lugar incluso hasta cuando daba su último aliento en el Metropolitan Hospital de Nueva York un 17 de julio de 1959donde recibía una denuncia a los pies de su cama.Billie Holiday tocó con toda la nobleza de músicos en la época más dorada del jazz, la de mediado el siglo pasado. Muchos de ellos acudieron a su funeral junto a 3.000 personas más; en su cuenta bancaria sólo había 70 centavos; en el cielo, toda la admiración de una familia, la del jazz, que quizás se sentía culpable por no haber hecho más por una de los suyos.Hoy nos queda su legado discográfico y sus apariciones televisivas.
Billie Holiday se abrazó al jazz para sobrevivir y nosotros, últimamente, también.

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